domingo, 20 de abril de 2008

España ante la globalizacion economica y la inmigracion

José Martínez Torea
Abogado - Vigo



En el devenir de la formación de la UE, recuerdo constantemente la frase que, en conversación personal (durante unas jornadas de trabajo que, al respecto, celebramos en Bilbao, en las calendas del 84), me dijo el entonces Delegado del Mercado Común en España: "No se distraigan en lo que se avecina con promesas de contenido económico imposible y configuren su propia estrategia antes de incorporarse, aunque no coincida exactamente con nuestras directivas, ya que ahora y siempre en una integración de países diferentes se pondrán de manifiesto en cada negociación del conjunto los intereses nacionales de los respectivos Estados miembros, por lo que habrá que dar codazos todos los días"
Pasado casi un cuarto de siglo, se ha superado la antigua aspiración de Carlomagno, gracias al esfuerzo de políticos como el Canciller Adenauer, que mantuvo con tesón y enorme sacrificio la llama de una Europa unida libremente, culta y suficientemente poderosa para reconducir a un mundo inmerso en el signo de la guerra por los caminos de la paz hacia el Estado de Derecho y el progreso.
Adenauer logró hacer realidad su idea porque, creyendo en ella, la defendió con rigor férreo y austeridad espartana, sin regatear sacrificios para consolidar la UE que ahora disfrutamos.
El PSR honra la memoria de Conrad Adenauer y la de todos aquellos otros que, en mayor o menor medida, mantuvieron con firmeza y ejemplar corrección, las condiciones de su formación y el debate constante que su permanencia entraña, exigiendo a los miembros de nuestro Partido un comportamiento similar al de los mencionados y nunca al de los irresponsables y groseros, que se recrean en la prensa rosa y deportiva durante las sesiones parlamentarias o, simplemente, no asisten a cumplir con el deber de su compromiso y el honor que tal cargo apareja. Y así resulta deplorable comprobar los escaños vacíos del Parlamento Europeo, en el que se aplaude, patea y pitorrea. Tónica que se traslada a los Parlamentos de las naciones miembros , a los de sus respectivas Comunidades Autónomas e incluso a las reuniones plenarias de las Corporaciones Locales, con desprestigio de las instituciones democráticas y el repugnante sentimiento de vergüenza de propios y extraños, al extremo de que su actual Presidente, Sr. Borrell, se vio en la necesidad de tener que expulsar a algunos de ellos por impedir con sus abucheos la libre expresión del orador interviniente, lo cual celebramos por el bien de la salud de la democracia y el respeto que la institución merece.
El declive en la firmeza de mantener la UE como crisol en el que se aquilaten de forma constante los niveles económicos y sociales de los países miembros y de aquellos que paulatinamente se vayan incorporando a la misma, trae como consecuencia el resquebrajamiento de su seguridad interna, la merma de los recursos, la aparición del despido libre y la disminución de las contraprestaciones sociales en cuanto ala atención educacional y sanitaria, la potenciación de las medidas a adoptar contra el desempleo y una jubilación suficientemente amplia que incentive el consumo y el disfrute de las instalaciones de ocio.
Dentro de este arco de la pasividad de España ha de entrar una mala entendida globalización de la economía mundial y un novedoso derecho del paso libérrimo de las corrientes migratorias, sin autorización previa alguna.
Para el PSR la globalización de la economía mundial supone que los países más avanzados fomenten el desarrollo de los países más necesitados, no solo con la ayuda en la tecnología y los recursos humanos de específica cualificación ¡, sino también con la exigencia previa de que los gobiernos de esas Naciones han de implantar el Estado de Derecho, con características equivalentes a las establecidas en los países de la UE, sin ingerencias religiosas, sectáreas o de castas o cuerpos militares, con un sistema policial y judicial suficiente que garantice la libertad y seguridad ciudadana.
De ese modo la globalización de la economía mundial alcanza un sentido positivo, por cuanto:

a) El Estado de Derecho es el puente adecuado para iniciar el camino de la paz, mediante la libre expresión de las ideas, la formación cultural y científica de las poblaciones y la prohibición de organizaciones violentas, bien sean de corte fundamentalista religioso o simplemente criminales.
b) El aporte de los medios humanos necesarios para atender las necesidades sanitarias, educacionales y tecnológicas de los referidos países es un capital disponible en España y en otros países de la UE, así como en otros no pertenecientes a la misma, siempre que la programación encaminada a ese fin se realice con criterios de solidaridad y riguroso control de su eficacia en base a los resultados obtenidos a corto y medio plazo. Con ello se alcanzaría el freno a la desertización, la dotación de energías renovables, la desaparición del hambre en el mundo, el incremento del poder adquisitivo de los niveles salariales de estos países menos desarrollados, y con ello el consumo recíproco de los países en desarrollo hacia productos originados en países más avanzados y, a la vez, el de los productos de estos países siempre que no incidan en el equilibrio de la oferta y la demanda alcanzado en los Estados integrantes de la UE.
c) Cancelar las ayudas y contraprestaciones comerciales a países que no transformen su sistema político en un Estado de Derecho, con la libre pluralidad de opciones y la observancia estricta de los Derechos Humanos.
d) Superado lo anterior, el concierto mundial discurriría hacia el desarme y la paz, garantizada con la disponibilidad de un sistema defensivo supranacional integrado y financiado por las Naciones configuradas por el Estado de Derecho, surgido del sistema democrático, mediante el voto libre, igualitario, directo y secreto de sus ciudadanos.
Por el contrario, la globalización entendida con el criterio marcado por los EE UU y los lobbys europeo, no es más que una variante de alcanzar el imperio económico de las economía privadas, en detrimento de la vertebración y autonomía de los gobiernos democráticos d las respectivas Naciones que conforman la UE y el desmantelamiento de su sistema productivo, por lo que han de adoptarse medidas oportunas, con claridad y firmeza, que supongan la contingentación de productos procedentes de terceros países, con el fin de no producir el desequilibrio de dicho sistema.
En el caso de España, las consecuencias de la llamada globalización es más nefasta. Baste para ello reconocer que por los puertos españoles, especialmente Valencia y Alicante, se produce el desembarco de mercancía procedentes de China sin control fiscal alguno, ni verificación de control de calidad y marca, que es canalizada, por los vericuetos de la clandestinidad, hacia mercados y mercadillos de la misma descontrolada naturaleza, lo cual produce, de forma inevitable, la quiebra de la fabricación, del comercio local y de la marca legalmente establecidos, que son los que constituyen el apuntalamiento del Estado de Derecho y de la sociedad vertebrada.
Como ejemplos, resultaría suficiente referirnos a que en los dos últimos años se han cerrado 43 fábricas de calzado en la Comunidad Valenciana, un sinnúmero de talleres de confección de ropa y paraguas en Galicia. Que conocidas empresas gallegas, subvencionadas por el gobierno autonómico, han trasladado sus factorías a países del Este y China, con salario de hambre y jornadas de 14 horas diarias. Que los empresarios Portugueses suministran pantalones vaqueros de alta calidad a las referidas empresas, a razón de 5 Euros prenda, bajo la amenaza de derivar el suministro hacia fábricas propias radicadas en países norteafricano y asiáticos, ya que la tecnología incorporada a estas fábricas modernas de confección no es otra que la disponible en Japón, EE UU e Italia, que en cualquier momento puede adquirirse.
A estos sectores sigue ya el sidelurgíco, el informático y la motonáutica.
Con respecto a la inmigración, España no es un país de conducta dudosa respecto a convivir con otras etnias, y a acoger con fraternidad a las personas que lo necesiten siempre que exista una garantía de su comportamiento dentro de nuestras fronteras, sin que ello suponga un derecho de permanente residencia. En consideración a ello, resulta inadmisible que el país se tome por asalto por contingentes migratorios carentes de todo tipo de documentación acreditativa de su conducta en los países de origen, por lo que se hace necesario una actuación policial de identificación y repatriación de aquellos que no puedan ser asumidos por una oferta de empleo permanente, con salarios idénticos a los de los españoles, previo aval del empresario que los solicite.
Otra cosa diferente es destinar parte de nuestros recursos a la formación profesional de jóvenes de otros países que así lo demanden, tal como se tiene realizado en otras circunstancias.

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