Julio Fernández Gayoso
Director general de Caixanova
Si hay dos rasgos que merecen ser destacados de la personalidad y el comportamiento de la economía gallega, y que se han puesto de manifiesto con singular intensidad en los últimos años, son la más que demostrada capacidad de adaptación a las circunstancias impuestas por los nuevos e incesantes retos -ya que más que como amenazas, han sido interpretados como oportunidades- y la rápida superación de adversidades, por graves que éstas sean, con un espíritu y una madurez ejemplares.
Ambos rasgos constituyen la mayor garantía de éxito de cara a consolidar la plena integración de Galicia en los ritmos de evolución social y económica de su entorno de referencia y justifica una lectura esperanzadora de su previsible evolución en los próximos años, en los que se acelerará el proceso de ruptura de los tradicionales tópicos de aislamiento y retraso que Galicia ha sufrido como condicionantes limitativos de su capacidad de desarrollo.
Desde la equilibrada absorción de una cultura social más globalizada, que no ha impedido la reafirmación y mayor conocimiento de la propia personalidad gallega, pasando por la integración política en un espacio supranacional, con la consiguiente eliminación de barreras dentro de los límites del nuevo mercado doméstico europeo, la adopción del euro, el replanteamiento de la posición del mapa financiero autóctono, o la asimilación de los rápidos avances de las tecnologías de la información, entre otros muchos retos de especial calado, Galicia ha conseguido superar metas que en otros tiempos parecerían inalcanzables.
Entre estas metas, merecen una mención especial aquéllas que constituyen la base para garantizar el mantenimiento de un desarrollo sostenido de la economía gallega, y que se pueden resumir en cinco ámbitos generales: la plena integración y aprovechamiento del nuevo entorno político europeo; la dotación de modernas infraestructuras de comunicación; el incremento de la cualificación de los recursos humanos; el desarrollo de un entramado de servicios para la actividad empresarial; y, la profundización en el estrechamiento de relaciones con el Norte de Portugal, dando cuerpo a una de las eurorregiones con mayor potencial de crecimiento.
Todo ello favorecido por un responsable clima de colaboración institucional, caldo de cultivo indispensable para el acometimiento de proyectos con una visión estratégica a largo plazo, como puso de manifiesto la materialización de multitud de iniciativas como el Proyecto de Investigación Galicia 2010, que permitió disponer de un conocimiento profundo de la realidad multidisciplinar de nuestra comunidad, la elaboración de planes estratégicos de ámbito urbano y metropolitano, la constitución de clusters dirigidos a fortalecer el tejido empresarial, la creación de nuevos institutos de estudio e investigación, y un largo etcétera.
Además, el fortalecimiento del mayor mercado unificado del mundo abre un sinfín de posibilidades para la expansión de la economía gallega, en un proceso que culminará con el alcance de su mayoría de edad una vez superados los límites de convergencia real que la consideran objetivo prioritario de los fondos comunitarios, camino en el que Galicia ha registrado un considerable avance en los últimos años.
El tren de alta velocidad, la culminación del trazado de autovías y vías rápidas, así como las inversiones en suelo industrial y puertos harán de Galicia un destino empresarial, comercial y turístico todavía más cercano y vendrían a reforzar el atractivo de Galicia como centro de producción y distribución, acentuado con las posibilidades que abre la consolidación de la eurorregión Galicia-Norte de Portugal.
Por todo ello, aún manteniendo una estructura productiva con gran presencia relativa de sectores maduros, en la que destaca el peso todavía elevado de la agricultura y la pesca, la economía gallega está avanzando con paso firme en su proceso de convergencia real -entendida como P.I.B. por habitante- con la media de la Unión Europea, que se verá potenciado por las inversiones dirigidas a la modernización de su tejido productivo y a la implantación de redes que posibiliten la plena integración de Galicia en la nueva sociedad del conocimiento. En este sentido, Caixanova ha creado varios instrumentos de apoyo al empresariado, como la Escuela de Negocios Caixanova, el Instituto de Desarrollo Caixanova y el Centro de Demostración Tecnológica Inova.
domingo, 20 de abril de 2008
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