domingo, 20 de abril de 2008

El comercio, un sector en continua adaptación a los cambios

José Mª Seijas López
Presidente Federación Gallega de Comercio

El pequeño comercio, tanto a nivel gallego como estatal, juega un papel estratégico en la creación de riqueza, en la generación de puestos de trabajo y en la dinamización de las ciudades y los pueblos. En Galicia actualmente, existen 46.000 establecimientos comerciales, que generan más de 100.000 empleos y suponen el 13% del PIB de nuestra Comunidad Autónoma.
La globalización y liberalización de la economía ha hecho necesario un ingente esfuerzo de adaptación de los establecimientos comerciales, la mayoría autónomos y empresas familiares, para no perder su competitividad frente a otros formatos comerciales. La modernización, la profesionalización y la especialización - junto con la creación de asociaciones fuertes y representativas como la Federación Gallega de Comercio - han sido claves en este proceso de adaptación a la nueva realidad del mercado y a las crecientes exigencias de los consumidores.
Superados retos como la amenaza de la liberalización total de los horarios comerciales - hoy paralizada por la Ley 1/2004 -, estamos pendientes ahora en Galicia de la publicación de una nueva Ley de Comercio Interior que recoja las demandas que desde la Federación Gallega de Comercio venimos formulando a la Administración Autonómica en relación a ciertas lagunas que nos están provocando un gran perjuicio, como las rebajas encubiertas. Por otro lado, acabamos de estrenar un nuevo Plan de Mejora de la Competitividad del Comercio Gallego 2005 - 2008, que recoge medidas de apoyo acordes a la nueva realidad del comercio, como las dirigidas a informatización, promoción, jubilación anticipada o revitalización comercial, además de la implantación de programas de calidad y centrales de compra y servicios, potenciación del comercio rural o modernización de los mercados municipales.
Pero el comercio parece estar condenado a vivir en un entorno de continua incertidumbre para su actividad, ya que recientemente recibimos la amenaza de una posible eliminación de las licencias autonómicas a las grandes superficies, lo que nos llevaría irremediablemente a una proliferación que rompería el ya actualmente difícil equilibrio de los distintos formatos comerciales en el mercado.
Además, docenas de tiendas regentadas por ciudadanos procedentes de países asiáticos se están asentando en nuestras ciudades, comercializando productos manufacturados en su país de origen, generalmente de baja calidad y con abundancia de imitaciones atractivas por su bajo precio.
Se trata de comercios legítimos, desde luego, pero siempre y cuando cumplan con las normativas vigentes y hagan frente a las mismas obligaciones que el resto de los establecimientos, como garantía, etiquetados, seguridad de los productos, horarios, etc., lo que según han detectado las últimas inspecciones realizadas, no se cumple en buena parte de los casos.
Centrándonos en este aspecto, que nos preocupa enormemente, hay que señalar que la liberalización mundial del comercio textil, con efectos desde el pasado 1 de enero de 2005, supone una clara amenaza para este sector en los países de la Unión Europea, al eliminar las restricciones arancelarias sobre las importaciones procedentes de terceros países. A pesar del compromiso del gobierno chino de restringir sus exportaciones textiles hasta el 2008, es evidente que el sector textil europeo se va a ver en el futuro gravemente dañado por esta "invasión asiática".
En el caso de Galicia, y a pesar de los límites acordados actualmente, la realidad es que las importaciones textiles no cesan de crecer desde el año 1999, triplicándose la compra de prendas de vestir a terceros países. Y en el aspecto de la deslocalización el problema se agudiza, ya que los salarios en el sector textil chino son hasta 40 veces más bajos que los gallegos, lo que sin duda afectará a largo plazo al empleo del sector.
Por lo tanto, el compromiso temporal de reducir las exportaciones de China debería ir acompañado de medidas internas adoptadas por la UE y los países miembros, incluida España, respecto a la realización de las inspecciones y controles oportunos para que los productos importados cumplan con la normativa aplicable. En este sentido, ya ha sido denunciado un supuesto fraude fiscal en las importaciones de productos procedentes de China, donde se han detectado precios muy por debajo de los reales y habituales.
Se hace necesario por lo tanto establecer un control efectivo con el fin de establecer un marco de mercado mundial caracterizado por una competencia equilibrada y siempre dentro del respeto a la legalidad vigente. Sería conveniente establecer políticas de potenciación de los sectores más afectados, mejorando su competitividad y frenando la deslocalización, apostando por un diseño diferenciado y una mejor calidad de nuestros productos frente a los importados del país asiático.
El papel de las distintas administraciones va a ser fundamental, pero desde la Federación Gallega de Comercio estaremos muy atentos y presentaremos nuestras propuestas al nuevo ejecutivo autonómico. No en vano contamos con 170 asociaciones integradas, lo que nos convierte en la organización representativa del sector en Galicia y nos compromete con el comercio gallego, cuyos intereses defenderemos con la misma firmeza que hemos hecho hasta ahora.

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